viernes, 8 de diciembre de 2006
Ultimo vistazo al hielo
No podíamos irnos de Calafate sin echar una última ojeada a esa impactante mole de hielo que hace desatar la imaginación de cualquiera y dispara los flashes de todos los viajeros. Esta vez en semi transporte ‘público’, deshicimos el camino hacia el Perito Moreno. De nuevo a pasar por caja. Puedes haberlo visto cien veces, pero no deja de sorprender esa mancha blanca que se extiende más allá de donde llega la vista. Tres horas de pasarela en pasarela, tres horas disfrutando de esa imponente vista, ajenas al frío polar y al viento gélido que nos ‘regaló’ el día. Los crujidos del hielo eran más tenues que en la anterior ocasión. Los desprendimientos casi imperceptibles. Pero los cambios constantes de luminosidad, acompasados por los inapreciables rayos de sol, impedían apartar los ojos. No todos los días se tiene la posibilidad de estar allí, frente a ese misterio.
Con la pena de que probablemente nunca más recorreré esas pasarelas, tomamos el camino de regreso. Teníamos el tiempo justo para tomar el avión hacia Buenos Aires. Y yo sin probar esos calafates que dan la seguridad de que algún día se regresará.
Por Mar Peláez
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario