Viajar, viajar y viajar

Viajar, viajar y viajar. Si compartes esta pasión, aquí hay una muestra de algunos de esos rincones que aparecen en las guías de viajes, pero también de otros que se muestran ocultos a nuestros ojos. Bienvenido...

sábado, 19 de agosto de 2000

Siempre Cuzco

Por la mañana la esperada visita a la ciudad. Cuzco fue considerada el centro del culto al sol. Los españoles nada más pisar el suelo de esta maravillosa ciudad dejaron su impronta. Como venganza, en las fiestas se ridiculiza a los españoles con largas narices y con problemas con el alcohol, pero es un hecho que sólo 200 españoles derrotaron al imperio inca. La población es aún eminentemente indígena.

La Plaza de Armas es el centro de la ciudad, con su gran catedral. Los palacios de los mandatarios incas debían de estar alrededor de esa plaza, aunque ahora sólo se conservan las casas de puro estilo colonial. La arquitectura española está perfectamente conservada. Allí es donde los incas celebraban también sus fiestas. Los muros incas han soportado muchos sismos y muchas casas están aún sobre cimientos incas. Anduvimos por las calles aledañas a la Plaza de Armas en busca de la piedra de 12 lados.

Un niño nos acompañó. Era su forma de sacar algunos soles extras que sumar a su trabajo de limpiabotas. Tanta fue su insistencia para limpiarnos los zapatos que al final aceptamos, pese a mis reticencias. El niño se mostraba encantado con la idea de venir a España para ganar dinero limpiando las botas de los ‘ricos’. Le explicamos que no era una buena idea.

Cualquier lugar es bueno para extender puestos callejeros y Cuzco es un ejemplo de ello. Gorros, jerseys de múltiples colores, tapices, figuras incas, ajedreces donde los incas se enfrentan a los españoles, plata, instrumentos musicales, textiles de todo tipo… De todo, está a tu alcance y a precios que te invitan a comprar y comprar para regalar a los amigos. Las mujeres vestidas con sus típicos trajes y acompañadas por llamas sirven de reclamo turístico. Unas monedas, y te permiten sacarles fotografías.

Comimos en una cantina de bonita decoración, pero comida no tan buena. Descubrimos la cerveza cuzqueña. Por la tarde nos esperaba el Koricancha. Los españoles construyeron sus iglesias sobre los templos incas y de ello da buena muestra el Koricancha, un centro de culto al sol. Tardamos bastante tiempo en verlo porque las explicaciones de Coco y Claudia fueron muy extensas. Pero, será cuestión de edad, mi memoria es frágil.

De allí nos dirigimos en coche a las ruinas aledañas de Sacsayhuaman, Kenko y Pucara, a pocos kilómetros de la ciudad. La más impresionante es la primera.

Sacsayhuamán, fortaleza inca, está enclavada sobre un cerro de más de 3.500 m de altitud situado al norte de la ciudad de Cuzco. Desde arriba se contempla la gran extensión de Cuzco. Proyectada por Pachacutec Inca Yupanqui hacia 1440, se avanzó notablemente en su construcción a finales del siglo XV, durante el mandato de Túpac Inca Yupanqui. Se acabó años después, siendo soberano Huayna Cápac. Elevada unos 200 m sobre Cuzco, capital de los incas, sirvió no sólo como defensa de la ciudad, sino incluso como posible refugio ante el asalto de la misma. En 1536, Manco Cápac II se encerró en ella con sus hombres, aunque no pudo evitar la derrota frente a los conquistadores españoles, quienes tomaron la fortaleza tras la huida del inca y usaron sus enormes piedras calizas para la construcción de nuevos edificios en Cuzco. En la actualidad existen numerosos vestigios que muestran claramente la disposición de sus tres murallas paralelas, de hasta 8 m de altura y casi 5 de ancho, así como las terrazas escalonadas situadas entre los bastiones, en las cuales se pueden observar restos de edificios. Destaca el basamento de la torre circular que sirvió como depósito de agua.

Pucara estaba algo más retirada, según recuerdo. Era una fortaleza militar. Kenko era lugar de sacrificios. Aún se conserva una piedra donde se sacrificaban animales e incluso personas para sus ritos. Unos hombres se encargaban, a pie de las ruinas, de leer el futuro en las hojas de coca. El frío que hacía y el viento impidió que la estancia fuera más larga. Esa noche decidimos conocer la marcha de Cuzco y, pese a que la hora de cierre de los bares es temprana, no están nada mal los bares nocturnos próximos a la plaza.

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