Viajar, viajar y viajar

Viajar, viajar y viajar. Si compartes esta pasión, aquí hay una muestra de algunos de esos rincones que aparecen en las guías de viajes, pero también de otros que se muestran ocultos a nuestros ojos. Bienvenido...

lunes, 6 de septiembre de 2004

En el corazón de Puebla

El paisaje cambió a los pocos kilómetros de dejar DF y la contaminación excesiva dio paso al azul intenso del cielo y a las nubes perfectamente maquilladas de blanco. Puebla sería el destino. Salimos de DF a las 12.20 horas en un autocar de la compañía ADO, en el metro San Lázaro. Dos horas más tarde llegamos a la estación de autocares de Puebla y tras hacer una llamada por el ‘celular’ a Roberto, del comité independiente de Derechos Humanos, nos vino a recoger. De nuevo, el coche
-un escarabajo de José Luis- era demasiado pequeño para transportarnos a nosotras cinco y a nuestro copioso equipaje. Mariví y yo fuimos con José Luis hasta San Nicolás de los Ranchos, a las faldas del espectacular volcán Popocatopelt, cerca de Xolula.

El viaje fue de lo más interesante. José Luis sería del primer hombre del que dijéramos ¡qué maravilla! Nada más montarnos en el escarabajo –luego llegarían más viajes en este gracioso coche- entramos en materia. Nos habló de los policías judiciales, a los que definió como “delincuentes comunes”. “Cuantos más antecedentes tenga, mejor policía será”. Según José Luis, los sueldos de los ‘polis’ son muy bajos, pero están “llenos de oro por los chantajes a los que someten a los mexicanos con todo tipo de artimañas”.

JOSE LUIS hizo un poco de historia. En la década de los 70 se empezó a dar el fenómeno del desempleo y ‘las gentes’ tuvieron que reorientar su oficio y dedicarse a la venta ambulante. Sólo en el casco histórico de Puebla hay 5.000 vendedores, según sus cálculos. En ese contexto, los campesinos, los vendedores, los taxistas, se organizaron para hacer frente. “En Puebla hay una marcha cada día, en DF cinco marchas por día”. El PRI veía un peligro latente en esa forma de organización y en 1989 empieza a “inventar delitos a los dirigentes”. “Nos achacan secuestros, tráfico de marihuana, delitos federales”, explicó José Luis, quien tuvo que peregrinar durante cinco años del Estado de Puebla a Oaxaca, DF, Morelos y Veracruz. Su opción estaba clara: “O te vas del Estado como exiliado, aceptas dinero para dejar de dirigir la organización o te meto en la cárcel”. “Las únicas alternativas que daba el PRI era o te vendes o te desaparecemos”. El no quiso venderse y traicionar a sus compañeros.

Era, en esos momentos, el miembro de la organización 28 de octubre, le hicieron preso y así estuvo 12 años acusado de un delito de secuestro, asesinato y daño en propiedad ajena. Según José Luis, “ellos se lo inventaron. Son la santa Inquisición”. En ese momento se afilió al Partido del Trabajo. Aunque lo consideraba igual de “corrupto” que el resto, José Luis eligió esa vía para protegerse de la policía. Y es que, al parecer, si entras en un partido “la cosa cambia porque creen que ya eres de los suyos”. Duró poco en ese partido y creó su propia organización para “hacer frente al Gobierno”. La idea es crear muchas y pequeñas organizaciones porque tienen la certeza de que “una organización potente se corrompe”.

Ahora su situación es más tranquila, ya no le amenazan, pero sigue “en el punto de mira”. “La democracia cuesta. Los políticos no luchan por la democracia, sólo quieren su sillón”, lamenta José Luis, quien nos responde que el 40% de la población, asqueada, ha optado por no votar, ya que “todos son los mismos”. “Ya no hay ilusión de cambio, vamos para atrás”.

José Luis nos imparte una resumida lección de la historia de un partido, el PRI, que nace en 1919 para hacer de México “un país poderoso”, pero que, en su opinión, “muy pronto cae en la corrupción del capital”. “México no es gobernada por puros mexicanos” y eso se nota porque “el país tiene todo para ser una gran potencia y no lo es”. Para José Luis, la única salida posible es que gobierne un partido comunista, pero “no los hay” y López Obrador “no va a cambiar la situación”.
La conversación dio un giro en el instante en que vimos por primera vez el volcán Popocatépetl, o Gregorio como lo llaman sus convecinos. Le llevan comida, música y mezcal para que no haga sus “graciosas”, es decir para que no entre en erupción. “Creen más en esos favores que en el Gobierno”. La carretera hasta San Nicolás de los Ranchos es aceptablemente buena si no te fijas bien en los agujeros que de vez en cuando se abren en el asfalto. José Luis nos da la explicación de esta infraestructura. “Los vulcanólogos dicen que el volcán tiene actividad y el Gobierno ha construido la carretera para evacuar rápido a sus habitantes”, pero no se lo cree. Opina que la vía es una fórmula que utiliza el Gobierno para tenerlos vigilados. “Desde la conquista está activo, ya los españoles bajaban el azufre de allí arriba para fabricar pólvora”. Con esta impresionante estampa frente a nosotras, José Luis nos narra la historia de la bandera mexicana. ¿Leyenda o realidad?

En Igualda, poblado de menos de mil habitantes, se confeccionó la primera bandera del país, por orden de Agustín de Iturbide. Cuando Guerrero, jefe de los insurgentes de Iturbide, comandante de los virreinales, decidieron unir sus fuerzas para luchar por la Independencia, inspirados en unas rebanadas de sandía que mitigaron su sed, ambos líderes coincidieron en la importancia de crear una bandera verde, blanca y roja que simbolizada la causa que les unía. Jesús María Figueroa obsequió a los presentes con grandes rebanadas de sandía cosechada en la comunidad cercana de Tepaxtitlán. Al ver Guerrero el exquisito obsequio, dijo sin titubeos: “Aquí están los colores para la bandera de la patria, salidos de las entrañas mismas de nuestra tierra”. Iturbide aceptó la sugerencia por considerar al blanco símbolo de la religión, el verde de la independencia y el rojo de la unión entre realistas e insurgentes, razonamiento que fue aceptado por Guerrero.

En ese momento llegamos a la plaza de San Nicolás de los Ranchos y nos despedimos, muy a nuestro pesar, de José Luis, que tenía que ‘regresarse’ a Puebla para asistir a una reunión. Mariví y yo custodiamos las mochilas en el suelo de la plaza hasta que llegaron nuestras compañeras con Roberto. Tardaron bastante porque tuvieron que coger tres autocares diferentes para hacer un recorrido que no duraba, en línea recta, una hora escasa.

Las cinco, encabezadas por Roberto, nos dirigimos a casa de Gabriel, médico y propietario de la granja de avestruces, que se ubicaba en el pueblo de San Pedro Yancuitlalpan, separada por una calle de San Nicolás de los Ranchos. El salón de la casa era recogido y limpio, el resto de la vivienda, diferente. En un primer momento, Gabriel se mostró un tanto distante, pero en poco tiempo la amabilidad y hospitalidad que caracteriza a los mexicanos salió a relucir. No nos estaba esperando y eso hizo que al principio se sintiera sorprendido por nuestra presencia. La razón: La comunicación no siempre fluye entre organizaciones como sería de esperar.

ROBERTO nos introdujo en materia y nos habló de que en 1976 comenzaron a organizarse y hoy conforman el Comité Nacional Independiente de derechos humanos (Cidh) por agrupación de varias organizaciones. Volvimos a oír argumentos muy parecidos a los que antes habíamos escuchado en boca de José Luis. Que si Puebla tiene tradición en luchas: médicos, tranviarios, vendedores ambulantes, que si el EZNL está cercado en Chiapas y que cuando el Ejército quiera lo sacan de ahí, que si en los años 70 se comprobó que la única alternativa era la lucha guerrera… Nos recomendó como lectura el libro La guerra en el paraíso de Carlos Montemayor. En México, según aseguró, conviven 56 etnias y se habla 62 lenguas. En Puebla viven siete etnias, convirtiendo al Estado en el cuarto en el ranking, por detrás de Oaxaca, Guerrero y Chiapas.

Ahí tomó el relevo de la conversación Gabriel, un hombre con barba grisácea, pelo recogido en una pequeña coleta, de baja estatura pero de gran conciencia social, de lucha y con unos principios inamovibles. En el salón de estar de su casa platicamos toda la tarde, toda la noche. Eran tantas las historias y tan escaso el tiempo que pasaríamos con él, que había que estrujar las horas. Su hija nos sirvió la cena y un exquisito chocolate.

GABRIEL platicó y platicó sobre la corrupción militar y política que existe en México. Según él, quien se “se rebela lo detienen y le fabrican cosas”. “No hay partido que defienda los derechos de los ciudadanos y por eso más vale unirse para trabajar que enfrentarse con ellos. La misión que tenemos es darles proyectos productivos para que los indígenas sepan trabajar, pero el Gobierno se encarga de desbaratar todo y engañar a los trabajadores, a los campesinos”. Este médico de profesión, que ahora sólo pasa consulta de forma gratuita en su domicilio, asegura que la población en la residen, San Pedro Yanchitlalpan, “es muy conflictiva”. Culpa a los políticos de que los pueblos estén subdesarrollados. Por eso, él con su proyecto de avestruces, pretende capacitar a sus vecinos para que el pueblo sea próspero, para combatir la desnutrición y que el Gobierno “no se meta”.

El se hace respetar en su localidad y recurren a él sus vecinos. “No se fían de los Gobiernos y recurren a mí, que les hago incluso de juez. Prefieren venir aquí a las autoridades”. “Nosotros aclaramos dudas a la gente de Puebla, porque no conocen la Constitución ni los Derechos Humanos (DDHH). No tenemos ninguna organización política detrás. No defendemos a los delincuentes, sólo cuando las autoridades se exceden, ya sean militares o campesinos. No hay cultura de DDHH”. La Educación que les presta el Gobierno es mínima.
Gabriel nos comenta que ya se han enfrentado tres veces con los estatales y dos veces con el ejército a punta de pedradas y machetazos. Nos les importa que estalle la guerra porque “ya sacaron a los militares dos veces”. El Gobierno tiene miedo de que se levanten, ya lo han hecho tres veces. La última llegaron con 600 estatales y 200 perros y regresaron con tres carros de “puros heridos”. Los paramilitares también están infiltrados en la organización y saben quienes son los subversivos y los priístas. Han pegado a las gentes que piensan diferente”, señala, aunque precisa que esta lucha “es espontánea”, que no están organizados.

Hablamos sobre el POPO y aseguró que con el pretexto de las bocanadas se están militarizando los pueblos, incluso desmantelaron un albergue de niños para acondicionarlo como cuartel. “Que estén los militares quiere decir que están haciendo una política de espionaje”, comenta Gabriel, quien añade que el 10 de abril de 1994 también surgieron aquí grupos a favor del subcomandante Marcos. En ese momento comenzó, según él, la tarea de espionaje, ¿Cómo? “Preguntando a los niños si sus padres tienen armas, dónde están y les dan dinero a cambio”. De hecho, Gabriel está vigilado. Nada más salir de casa, ya lo saben los paramilitares, que compran enfrente de su casa tortillas y se quedan para vigilar quien entra y quien sale. No preguntan directamente sino a la gente. Durante nuestra estancia en la casa, también nos sentimos vigiladas. A la expectación por nuestra presencia se unió el ir y venir de vehículos militares.

Para Gabriel, el problema que subyace es que “80 millones de los 103 millones de habitantes del país son pobres. 43 millones de extrema pobreza y el Gobierno teme a las ONG”. “No decimos mentiras, lo dicen los informes estatales. No tenemos subsidio internacional ni nacional”. El 90% de las ONG, en cambio, sí reciben subvenciones y “están con el Gobierno”, lamenta mientras explica que los partidos dan favores a gente para comprar a los líderes. “Cuidado con el Gobierno, que empieza con los favores y luego regresa para cobrárselo. Hasta el momento no hemos pedido favores y la gente nos ha creído. También el Gobierno nos respeta y sólo quiere que él actúe como interlocutor”.

Pasamos a hablar de la agricultura y nos aseguró que, aunque “el bosque es del pueblo”, los caciques “emborrachan a los dirigentes para que firmen avales que les permitiera talar”. “El pueblo sólo tala para uso doméstico y ellos quieren explotar el bosque. Han agarrado a gente inocente que ha cortado unas ramas cuando hay taladores que talan incluso de noche”. Contó 500 árboles talados en tres días. Esa tala “indiscriminada” está produciendo estragos en la población. No llueve porque están talando y si no llueve sus ríos se secan. Gabriel no cejará hasta que se paralice la tala, nos avisa.


El siguiente punto de nuestra conversación versó sobre los cambios que ha experimentado el país con la llegada de Fox, y la respuesta fue clarificadora. “Es mentira que el Gobierno de Fox dé oportunidades, es la misma gata que en los pasados 70 años”. Como ejemplo, cita que en San Pedro el 70% de la población son mujeres y niños, porque los hombres emigran a EEUU y ya no regresan. “Hay mucha fuga de información y eso teme el Gobierno”. Para Gabriel, los medios de comunicación son cómplices de lo que ocurre en el país. “Sólo saben lo bueno de México pero hay que ir a la cruda realidad. Los proyectos son sólo para los burgueses” y el Gobierno tiene el lema de que “cuanto más se destruya el núcleo mejor, cuanto más dividan al pueblo, mucho mejor”. Fox ha buscado, en su opinión, la forma de infiltrarse en las familias en las que hay luchadores sociales. En ellas, intenta desunir a la familia y si aún así permanece unida, comienza por los hijos para que se enfrenten a sus padres”.

¿Cómo se puede generar empleo? La misión de los defensores de los derechos humanos es desarrollar proyectos productivos. Realizar análisis de los recursos naturales que tiene cada comunidad. Ahora el proyecto es crear granjas integrales: avestruces, gallinas, conejos, un invernadero, deshidratación de carne, de fruta. “Aquí se da mucha fruta, nuez, pera, manzana, capulín, pero sólo un 30% va al mercado y un 70% se usa para los animales o se tira”. Tiene en mente dar formación a sus convecinos, enseñándoles a procesar la fruta, hacer almíbar, mermeladas... porque “ahora desperdician el jugo en el río para hacer pistacho mexicano”. “No hay educación para dar valor agregado a los productos”, a lo que se añade los bajos precios en el mercado y a que la lluvia (o mejor dicho su ausencia) les está dando ‘en la torre’. Mantiene, aún así, la esperanza de que la granja integral prospere este año.

¿Cooperación internacional? Hay diez países que colaboran –Japón, Inglaterra, Canadá…-, dando dinero a fondo perdido. Sin embargo, “con el libre comercio se impuso que para crear una fundación se necesitaba la unión de 20 organizaciones, una unión muy difícil de lograr en esta zona”, sostiene Gabriel. Esa fundación sería la encargada de solicitar el dinero a la embajada, pero “los lazos más cercanos al poder agarran el dinero”. Por ejemplo, “los programas Procampo de Fox se van a Monterrey” porque dicen: “¡Como le voy a dar a un indio un semental!, si se lo va a comer; mejor se lo doy a un ganadero”.

Este médico, que no ha querido enriquecerse como sus amigos porque está en contra de hacerlo a costa del sufrimiento de otros, pasa consulta en su casa de forma altruista y es un activista defensor a ultranza de los derechos humanos. Tiene 43 años y seis hijos. Es, como él mismo se define, un ‘todólogo’. Místico y guerrillero. Buen comunicador y mejor luchador. Para quien iba buscando ver la imagen ‘romántica’ del subcomandante Marcos, escuchar a Gabriel decir que “el zapatismo ha sido un fraude para el pueblo” fue todo un mazazo. Gabriel no habló del encarcelamiento de su hijo y oírle decir que “en la lucha hay mártires”, “que el mundo es de los valientes” y que “quiero a mis hijos, pero fuera están mis otros hijos”, nos supuso todo un escalofrío.

Para culminar esta conversación maratoniana visionamos un documental que aún guardo en mi retina y en mis oídos. La matanza de Aguas Blancas. Nos dimos perfecta cuenta de que “la impunidad es total”. Los militares asesinaron a sangre fría a 19 campesinos cuando viajaban en la parte trasera de un camión. Sin dejar de grabar ni un instante, se oye una voz que ordena a los militares ¡corten! que venía a significar que cargaran contra los indefensos campesinos. Y bien que cargaron. La matanza se produjo en 1985 y fueron muchos más los heridos y los que tuvieron que hacerse los muertos para que una bala no les atravesara. Impactantes secuencias e impactantes sonidos que se me grabaron en el recuerdo. Después de ese documental llegaron otros, pero a mí desgraciadamente el sueño me pudo. Dormimos los seis –se había sumado Adrián Carlos a nuestra expedición- en el salón de la casa. Al día siguiente estaríamos con los avestruces y Gabriel proseguiría con la explicación de su proyecto.

No hay comentarios: