sábado, 25 de septiembre de 2004
A la búsqueda del café
Nada más levantarme me enteré que Susana y Noelia habían decidido regresar antes de lo previsto a DF. Nos despedimos de ellas y tomamos un taxi hasta el mercado, donde cogeríamos otro que nos llevaría hasta Nopala para ver un cafetal. El viaje fue largo y tras dar varias vueltas por el pueblo conseguimos al menos ver un vivero. La licenciada y su marido nos acogieron en su casa, sin conocernos de nada, y nos estuvieron hablando de cómo es un cafetal, cómo se cultiva y de los bajos rendimientos que últimamente se extrae del café. Por lo menos pudimos ver una planta y hacernos una idea de cómo era.
Regresamos a Puerto Escondido en un colectivo y comimos en un comedor lleno de meseros (camareros). Acabamos en una playa, la de San Angelito, que también resultó ser un pequeño paraíso. Totalmente virgen, sólo había unas hamacas y un chiringuito para tomarnos algo. Anocheció y el mesero del bar nos esperó, sin que nosotras lo supiéramos, para acompañarnos y que no nos sucediera nada por el camino que teníamos que atravesar hasta la carretera. Nos fuimos andando hasta el hotel. Las tres solas y felices cenamos en la playa, nos tomamos unas copas, charlamos tranquilamente de nuestra vida y a dormir. Al día siguiente nos esperaba otro día movidito.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario